Antinaturales, depravados, pervertidos, degenerados o incluso put4s, algunas personas insisten en usar el argumento de ‘lo natural’ para limitar la vida sexual de las personas. Al parecer, poco saben los embanderados con el lema “monogamia, patria y familia” sobre las muy diversas (y polémicas) formas de relacionarse de algunas especies animales para promover su especie.
Claro está que los animales viven el sexo con el instinto llevándolos a la rastra, hacia donde sea que tengan asegurada la reproducción, la continuidad de la especie. Pero, ¿qué mecanismos han desarrollado, qué formas de relacionarse tienen algunas de las criaturas no corrompidas por los vicios del hombre?
Desde el ojo fetiche quisimos destacar algunas increíbles formas de apareamiento diseñadas por la naturaleza, que de seguro pueden expandir la manera en que pensamos lo natural y lo morboso en los vínculos sexuales para cualquier ser vivo.
El pez payaso
Los grupos de peces payaso están liderados por una hembra, quien solo deja que un macho fecunde sus huevos. Los machos del cardumen limpian cuidadosamente una anémona y, cuando la zona está lista, la hembra dispone los huevos, que son regados después por el esperma del macho reproductivo. Ahora, si la hembra muere, el macho que la acompañaba pasa a convertirse en hembra y un nuevo macho será quien fecunde sus huevos. Estos peces son hermafroditas, nacen siendo machos pero tienen ambos aparatos reproductivos, y pueden transicionar si el grupo lo requiere.
La viuda negra
La araña macho de esta especie corre un gran peligro en su búsqueda por procrear. Las hembras son muy difíciles de encontrar y, para extender el encuentro sexual y asegurar su paternidad, los machos se lanzan a los colmillos de las hembras al terminar para ser devorados por ellas. De esta manera, le aportan nutrientes clave para el desarrollo de los huevos y reducen las posibilidades de que la hembra se aparee con otro macho que pueda desplazar su esperma.
El pato real
Los patos reales tienen órganos sexuales complicados. Ante los acercamientos muchas veces violentos de los machos, las hembras pueden cerrar su tracto reproductivo al esperma de parejas no deseadas. Además, se ha demostrado que el semen de esta especie es antibacteriano, y parece que mientras más brillante es el pico de los machos, más fuerte es esta característica. Gracias a este indicador, las hembras pueden elegir la pareja más segura para fecundar huevos que lleguen a término.
El pez abisal
Otro ejemplo de un macho que muere al aparearse es el de ciertas especies del pez abisal. En este caso el macho muerde a una hembra (normalmente 10 veces mayor en tamaño) para pronto comenzar a desintegrarse, derretirse y fusionarse dentro de ella, como una especie de parásito. Al final, solo quedan de él los testículos: la fuente de esperma que la hembra utilizará para fertilizar sus huevos.
Las ratas topo desnudas
Al igual que las abejas o las hormigas, tienen una forma de vinculación llamada “cría cooperativa extrema”. La reina de las ratas topo desnudas es la única que se aparea y da a luz hasta su muerte que puede darse a los 30 años de edad, reinando durante décadas enteras. Está acompañada por uno (o a veces varios) machos, a los que ha concedido el derecho de engendrar la siguiente generación. El resto de la colonia se encarga del cuidado de las crías, aunque a veces las hembras subordinadas dan un “golpe de estado”, atacando a la reina y luchando a muerte por una oportunidad en el trono.
Los elefantes marinos
Estos gigantes del mar se organizan según el viejo y conocido método del harén. Un grupo de hembras es dirigido por un macho que es quien copula con todas. Pero el macho no monta a la hembra sino que durante el apareamiento permanece inmóvil junto a ella, reteniéndola cerca suyo con una de sus aletas. El elefante marino macho tiene mayor jerarquía que las hembras en el grupo y no se relaciona mucho con sus crías.
Los antílopes topi
En la sabana africana, tan solo un día al año, las antílopes topi hembras entran en un corto periodo de fertilidad. Durante esas horas, atacan agresivamente a los machos hasta lograr aparearse cuantas veces puedan. Muchas veces los machos, ante la insistencia de las hembras, las rechazan o copulan hasta caer rendidos, exhaustos. Mientras más veces sean fecundadas, mayores posibilidades tienen de quedar preñadas, por lo que cada minuto cuenta para las hembras de esta especie.
Los albatros
Ubicados en islas remotas, los albatros vuelan lejos de su lugar natal hasta alcanzar la madurez sexual, que puede ser a los 10 años debido a su longevidad. Cuando un ave regresa a la colonia bailará con muchas parejas, pero después de un tiempo, el número de aves con las que va a interactuar disminuye, hasta que elige una pareja y forma un par. Con ella, desarrollarán una lengua individual que con el tiempo será única para cada par. Estas aves marinas ponen solo un huevo, que cuidarán entre ambos progenitores hasta su crecimiento. Los albatros son monógamos pero pueden divorciarse en caso de fallos para aparearse, la muerte de una cría o incluso debido a la violencia de un macho, lo que hace que la hembra lo rechace.
Como dice Moria, hay de todo… en el reino del señor nos encontramos con poligamia, dominación/sumisión, suicidio post sexo, transición sexual, inversión de roles, monogamia con tenencia compartida, monarquía reproductiva y hasta protección de ETS. Al final, las dinámicas de las relaciones humanas y hasta varios morbos bastante extremistas tienen su correlato dentro del mundo animal.
Argumentos hay y son más que válidos para dejar de usar ‘lo natural’ como ataque contra la libertad sexual de cualquier persona. Mientras que haya un acuerdo y consentimiento, cualquier modelo es válido.
https://www.muyinteresante.com/naturaleza/19837.html
https://www.bbc.com/mundo/noticias/2012/04/120404_apareamiento_animales_adz